donde se abren las puertas del cielo.

Las primeras iglesias que se construyeron en La Palma no datan del siglo XVI sino mucho antes de la propia existencia de Cristo. Las cumbres que contornean la Caldera de Taburiente son testigos mudos de la presencia de los primeros humanos que construyeron, al aire libre, unos amontonamientos de piedras de forma circular con un perímetro, en el mayor de los casos, de lajas hincadas en el suelo y rellenos de rocas y/o lajas de distintos tamaños. Se trata de sencillos recintos sagrados que suponen la primera manifestación arquitectónica religiosa de la isla de La Palma.
Los amontonamientos de piedras se dispersan aislados o agrupados configurando un sistema que rinde culto al Sol en el momento de la llegada del Nuevo Año (solsticio de invierno), justo en el mismo instante en que asoma, al amanecer, por los picos más elevados de las montañas de las cumbres de Garafía, Puntagorda, Tijarafe y Tenerife. Esta tradición ancestral de orientar los templos hacia los solsticios continuó hasta nuestros días. Las iglesias cristianas, no sólo las de la isla de La Palma, orientan su cabecera hacia el Sol naciente del verano y los pies hacia el Sol poniente del invierno.


Los axis mundi del pensamiento awara
(prehistoria de la isla de La Palma, Islas Canarias)

PROYECTO: "Iruene-La Palma"
LÍNEA DE INVESTIGACIÓN: Prehistoria de Posición Astronómica (PREPOAS)

amontonamientos de piedras

los awara buscaron la altura estableciendo un principio ideológico asociado a la topografía

los awara buscaron la altura estableciendo un principio ideológico asociado a la topografía
Amanece desde el amontonamiento de piedras de Cabeceras de Izcagua II, durante el solsticio de invierno, por Roque Chico (Puntagorda). Este es uno de los mejores ejemplos de comunicación con la montaña y el cosmos en una geografía sagrada
"Quienes tratan de interpretar símbolos en sí mismos miran la fuente de luz y dicen:"no veo nada". Pero la fuente de luz está ahí no para que se la mire a ella, sino para que se mire y vea lo que ella ilumina. E igual pasa con el simbolismo" (Dan Sperber).


Había una época que cuantos más yacimientos prehistóricos encontraba, menos entendía la cultura awara. Ahora que hemos abierto la puerta, cuantos más encontramos, más entendemos. Así de sencillo.

13/1/09

Estrategia ritual arquitectónica para religar la montaña y el cosmos


“Lo más hermoso que podemos experimentar es lo misterioso” (Alber Einstein)

Uno de los grandes problemas metodológicos en la arqueología es determinar el significado religioso de un objeto. Generalmente, cualquier objeto o construcción que no alcanzamos a darle una explicación funcional económica o estética, la etiquetamos como religiosa.
Tradicionalmente, el materialismo histórico ha desechado el análisis y la reflexión de la religión prehistórica canaria. En los últimos años, sin embargo, las creencias religiosas de las sociedades prehistóricas se enfrentan a un creciente interés por parte de algunos arqueólogos e investigadores de Canarias que usan ampliamente las fuentes históricas y etnohistóricas, entre otras. Si hoy asumimos que la religión desempeña un papel importante en las sociedades modernas, imaginemos, por un momento, el protagonismo que alcanzó durante la prehistoria. ¿En qué medida los conceptos de la Ilustración y del cristianismo influyen en nuestra imaginación de las religiones de la prehistoria? La razón proclamada por nuestros antepasados ilustrados fue ciega en relación a esos sustratos religiosos, juzgados y fiscalizados como mera superstición en muchos casos.
Al encontrase en un callejón sin salida, es lógico pensar que gran parte de la prehistoria de Canarias debe ser reescrita, nuevamente reinterpretada. No podemos seguir comprendiendo antiguas ideologías religiosas con esquemas modernos de pensamiento. A modo de ejemplo, para nosotros una montaña no es más que una simple elevación natural del terreno de cierta consideración y, por supuesto, no contiene nada espiritual. Sin embargo, la veneración de las montañas juega un papel central en la cosmología y religión entre la mayoría de los pueblos antiguos del Planeta y, por su puesto, entre los awara como lo demuestran los primeros documentos etnohistóricos y los restos prehistóricos de altura. También destacamos que entre los beréberes actuales la veneración de montañas forma parte de un núcleo de creencias religiosas y concepciones cosmológicas tradicionales.
Los primeros textos etnohistóricos de Canarias recogen perfectamente los principales fundamentos de la sacralidad de la montaña, los astros y las estrellas del cielo. Así, en Fuerteventura “adoraban a un Dios, levantando las manos al cielo. Hacíanle sacrificios en las montañas, derramando leche de cabras con vasos que llaman gánigos, hechos de barro” (Abreu Galindo, siglo XVI).
En Gran Canaria ”tenían dos riscos muy altos, donde iban con procesiones en sus necesidades: el un risco se llama Tirmac, en el término de Gáldar, y el otro risco se llamaba Umiaya, en Tirahana, que dicen los Riscos Blancos ,término de Telde; y quien juraba por Tirmac o por Umiaya, se había de cumplir, por ser juramento grave. Adoraban a Dios alzando las manos juntas al cielo.
Cuando faltaban los temporales, iban en procesión, con varas en las manos, y las magadas con vasos de leche y manteca y ramos de palmas. Iban a estas montañas, y allí derramaban la manteca y leche, y hacían danzas y bailes y cantaban endechas en torno de un peñasco; y de allí iban a la mar y daban con las varas en la mar, en el agua, dando todos juntos una gran grita. No tenían distinción en los días del año, ni meses, más que con las lunas”
(Abreu Galindo).
En La Palma "... y en tierra, en la cumbre de las montañas llamadas Tedote; y encima de ésta hacían sus sacrificios de leche y manteca" (Leonardo Torriani, siglo XVI).
Entre los awara comprobamos, por sus restos, la existencia de una estrategia sistemática de dominación ritual mediante la edificación, en sitios trascendentes, de amontonamientos de piedras, acompañados de numerosos grabados rupestres. Hay una trama indiscernible de pensamientos y sueños que conecta con otras tramas y se relaciona con texturas de distinta índole y de distintas naturalezas.
Estas estructuras ceremoniales comunales fueron intencionalmente construidas en una estrecha asociación física y simbólica con las montañas y el primer Sol del Año. El lugar predilecto se encuentra entre el Morro de La Cebolla (Barlovento) y Pico Palmero (Tijarafe), aunque los espacios más emblemáticos se localizan en el actual término municipal de Garafía. Un foco secundario comprende las cumbres de Santa Cruz de La Palma: Barranquera Abierta, Los Roques y Pico Corralejo, ventanas privilegiadas para observar la espectacularidad de las montañas de la isla de Tenerife.

Un monumento excepcional como es un amontonamiento de piedras, emplazado a más de 2.000 m de altitud ¿a qué referencia responde? ¿Por qué se encuentra en este lugar y no en otro? ¿Al no existir en cotas bajas, la altura tiene algo que ver? ¿Qué atracción representaba la topografía y el cosmos? En estos sitios, el atributo referente al concepto sagrado no podemos separarlo del significado religioso. Entonces, ¿podemos hacer una reflexión sobre lo que los awara pensaban a través de sus restos pétreos?
En lo más alto de nuestra geografía, a menudo los estudios arqueológicos se olvidan de las primeras construcciones arquitectónicas, perdiendo una enorme información a cerca del espacio y el impacto en el espectador a través de metáforas visuales como son las montañas, los propios amontonamientos de piedras y los grabados rupestres (símbolos geométricos) asociados como parte de un sistema con varios niveles de ideas cosmológica. Los ejes de orientación están ligados a una cosmología en un lugar asombroso.

“Ciertamente, la sacralidad de un sitio puede depender, en buena medida, de su propio aspecto, pero para que podamos hablar de un santuario no es suficiente que el lugar en sí sea o parezca "sagrado", sino que hace falta algo más. En último término esta aproximación deja en manos del individuo o, mejor, de la comunidad, la elección del lugar en el que va a rendir culto a sus dioses, aun cuando la propia naturaleza "oriente" esta elección; esta forma de ver parece, en último término más acertada que la que algunos autores han venido propugnando a lo largo del tiempo y que puede resumirse con la frase de Blázquez: "la situación de los lugares sagrados no se fija según las reglas de elección de las ciudades, sino en función de condiciones naturales particularmente favorables a la manifestación de lo sagrado" (Adolfo J.Domínguez, www.ffil.uam.es/antigua/piberica/santuarios/santuario1.htm).

7/1/09

La montaña y el cosmos en la concepción religiosa awara


“La configuración de los territorios indígenas obedece a la reconstrucción del espacio
sagrado desde donde se generan sus políticas y sus comportamientos”
(Jair Zapata, indígena arhuaco).

¿Existen imágenes o lugares portadores de un significado religioso? Las huellas de cuantiosos elementos religiosos dejadas sobre el terreno lo confirman. Hasta el momento, las descripciones de los aspectos formales y aparentes es lo único que han hecho los arqueólogos, evidentemente limitados por sus métodos de trabajo. Y cuando han intentado dar una explicación a su presencia lo han relacionado exclusivamente con las estrategias de subsistencia de la población. Por ejemplo, la división política insular, el abandono de algunas cuevas en determinados momentos, la reducción o el abandono de la práctica de grabar piedras y otros cambios “son explicados solamente a través de determinaciones medioambientales, como una crisis climática o un aumento de la presión demográfica, que provocan un desequilibrio entre recursos y población” (F. Pérez Caamaño, 2007).
La incapacidad de esta arqueología para acercarse, si quiera, a la ideología de estas personas, los ha obligado a especular sin demostración con datos arqueológicos, por lo que cualquier afirmación siempre es de tipo generalista. Es un tema inabordable por la arqueología que proyecta nuestra manera desacralizada de entender un sitio alto, pues nuestro pensamiento moderno no tiene espacio para procurar un sentido religioso a una montaña, aunque sí a una iglesia o a un cementerio (por tradición cultural cristiana).
Hemos tenido la suerte de hablar directamente con un indígena de origen quechua y nunca nos habíamos imaginado la cantidad tan profusa de repertorio sagrado que contiene una montaña. Ya se que los Andes no es el Roque de Los Muchachos, pero la idea, el concepto de altura y sacralidad es equivalente. Para la forma de pensar del hombre antiguo, la orografía de la montaña, ya de por sí, es característico, encima, la carga de sentido más profundo al ser sede de algo sagrado. La eficacia simbólica debe ser manifiesta de alguna manera.
El pensamiento de los pueblos indígenas es necesario entenderlo de manera sistémica, como unidad, no como partes que explican situaciones, sino como procesos continuos y coherentes unidos por un cordón umbilical al pensamiento ancestral, desde donde se explican la concepción del espacio y el territorio sagrado. El espacio sagrado tiene por efecto destacar un territorio del medio cósmico circundante y de hacerlo diferente, estos espacios se revisten de signos, códigos y lenguajes que indican la sacralidad del lugar, la orientación, las formas… y los procesos de comunicación que mantienen con otros espacios sagrados, los cuales proveen el equilibrio necesario para la subsistencia de los individuos o grupos. Así, el territorio sagrado constituye la lógica que las distintas comunidades adoptan para la construcción y simbolización de su entorno (Jair Zapata Torres, www.alberdi.de/ESPACIO%20%20Y%20TERRITORIO%20SAGRADO-Jair,actu,02.06.07.pdf).
Este tema es verdaderamente inagotable, ya que los atributos tradicionales de la montaña son innumerables y cada uno de ellos necesitaría de un repertorio de comentarios y precisiones infinito. La montaña sagrada es un símbolo con carácter universal: se halla en la base de las tradiciones religiosas de las principales culturas del mundo. Ha sido considerada históricamente el centro del mundo, un lugar de revelación o de oración, la residencia de los dioses, el ombligo, el lugar donde el hombre puede conectar con los dioses. En cualquier caso, es una de las más importantes manifestaciones de lo divino. La montaña es un sitio misterioso; en su cima, en medio del silencio y la soledad, se experimenta el sobrecogimiento de lo infinito y lo trascendente.
Muchas son las religiones que tienen una montaña santa donde fue creado el mundo, donde habitan los dioses, donde se les rinde tributo, donde el cielo se une con la tierra. Quizás por eso, la montaña aparece como el primer santuario y primer altar. Constituye un espacio sagrado, el cual puede estar o no acompañado de un templo. En cualquier caso, la montaña es en sí misma un símbolo del templo, del mismo modo que el templo, cuando se expresa como un amontonamiento de piedras (entre otras formas arquitectónicas), simboliza la montaña sagrada.
¿Qué tipo de contacto practicaron los awara con la montaña? ¿Qué características de las montañas fueron importantes? ¿Podemos considerar las montañas como lugares sagrados? ¿Qué tipo de respuestas se pueden obtener sobre la base del registro arqueológico? ¿Por los restos encontrados, podemos considerarlas lugares de culto?
A excepción de los aprovechamientos ganaderos de los pastizales de alta montaña, nadie ha explicado el carácter sagrado de las montañas de la isla de La Palma durante la prehistoria.
Algunos parecen que todavía viven en la más tierna infancia y no saben que nuestros ancestros, con una visión diferente por supuesto, tuvieron una insaciable curiosidad por las estrellas del cielo, reconocieron el poder organizativo del cosmos y articularon el espacio (en puntos concretos de la montaña) y el tiempo (por la posición del Sol, los planetas, las estrellas y la Luna), creando su propio calendario. Este conocimiento astronómico estaba, obviamente, centrado en el Sol como punto de referencia que regía todas las actividades humanas.
Nuevamente, Jair Zapata Torres nos desvela que el Sol es el gran tejedor de vida, que irradia conocimientos a través de su movimientos (equinoccio y solsticio) determinando los rumbos y los mundos, el arriba y el abajo, la luz y la oscuridad, como relaciones complementarias que tejen un sistema operativo ordenador de espacios comunitarios en que la cruz multidimensional toma importancia en la explicación del centro y el entorno como relaciones intrínsecamente ligadas a la construcción de un pensamiento sistémico que ordena el territorio a partir del un punto como centro del universo y desde allí se relacionan con otros puntos que engendran las redes de la unidad.
El santuario está siempre situado en el centro del mundo y es concebido como tal. Los awara establecieron axis eligiendo una forma de construcción sagrada mediante piedras amontonadas, después de establecer un perímetro de lajas o rocas grandes y luego rellenar de tierra, lajas y rocas más pequeñas para construir sus santuarios sagrados. Fueron acompañados de miles de símbolos sagrados (grabados rupestres) tallados en la piedra. Todos estos templos representan una geometría sagrada que tiene por objeto proporcionar un modelo del cosmos convirtiéndose en lugares de poder, en verdaderas ventanas abiertas para celebrar, como hemos podido comprobar, la llegada del Nuevo Año durante el solsticio de invierno.
Ahora el espacio está ordenado al incorporar al elemento natural (la montaña, el Sol y la Luna), elementos artificiales (los amontonamientos de piedras y los petroglifos) que dan sentido a la construcción de los conceptos de territorio, allí donde el pensamiento y la acción se encuentran intrínsecamente unidos. Es así como los sistemas constructivos responde a un diálogo entre el hombre, la naturaleza y las deidades, como espejo y reflejo del cosmos.

5/1/09

Amontonamiento de Barranquera Abierta (Santa Cruz de La Palma)


Se sitúa en el extremo norte en lo alto de una pequeña meseta, a 2.110 de altitud, en la cabecera de Barranquera Abierta. El amontonamiento se dispuso sobre una plataforma de grandes rocas en la que destaca una piedra vertical de más de 1 m de tamaño, desde donde parte la acumulación de rocas de distintos grosores. Al adaptarse a la disposición de la base, adquiere una forma casi ovoide.
Es un amontonamiento de grandes dimensiones, las piedras más grandes forman el perímetro de unos 11 m, el diámetro es de unos 4 m y la altura supera 1 m. Una parte aparece derrumbada. El relleno, unas 300 rocas, tienen dimensiones más pequeñas.
El Sol, durante el amanecer del solsticio de invierno, aparece exactamente por detrás de la silueta del sombrero de Chasna (isla de Tenerife).